Claro está, que el nuevo inquilino de la casa blanca es un personaje
controvertido, sobre el que se han vertido ríos de tinta intentando
averiguar que hay detrás de las propuestas lanzadas en campaña, y lo que
realmente puede hacer como presidente de los Estados Unidos. Pero de lo
que no cabe duda, es que los actos cotidianos así como la política
están regidos por una forma de ser y de pensar.
Además de la
angulosidad característica en la escritura, lo primero que se observa es
la dicotomía entre el yo social y el yo íntimo, un aspecto que no es
beneficioso para el escribiente, pero muy normal en el común de los
mortales, ya que todos contamos con inseguridades que no revelamos.
En
el lenguaje coloquial se diría que “es una persona que va directamente
al grano”, ya que se muestra firme, metódico y seguro, pues no le gusta
perder el tiempo con vanidades innecesarias, porque posee una gran
capacidad de síntesis e independencia de critierios.
Al hacer
valer la lógica y la objetividad, no se dejar llevar por los
sentimientos en la toma de decisiones, pero su capacidad de síntesis le
puede llevar a confusión, ya que evita una visión pormenorizada
provocando una panorámica superficial, lejos de la profundidad que en
ocasiones requiere. Esto a su vez repercute en una falta de observación y
detallismo palpable.
Pero de puertas para dentro, su persona
queda marcada por un hombre exigente, constante y duro, lo que puede
significar el riesgo de caer en la intransigencia con las personas de su
entorno, pero al mismo tiempo tiene la tendencia de aislarse, tal vez
de manera consciente, porque en su fuero interno sabe que lo que está
fuera de su marco de influencia se rige por códigos diferentes a los
empleados por él, ocasionando ciertas inseguridades e impermeabilidad a
las novedades.
El ser humano siempre se definió a sí mismo como
un animal social, cualidad que atempera nuestro carácter, nos
flexibiliza. En este caso, la tendencia al aislamiento no es
beneficiosa, ya que va en contra del desarrollo de la inteligencia
emocional lo que repercute una vez más en la falta de observación ya
mencionada.
Por otro lado, aunque ve con recelo todo lo
procedente del exterior, hay que recalcar que le gusta ocuparse de los
asuntos sin dejar nada al azar, que en el plano social puede traducirse
en una situación incómoda, ya que se toma grandes confianzas. No sabemos
si su tendencia a la obsesión, se debe a este aspecto.
Está
satisfecho de sí mismo y es fiel a sus ideas, por ello, se presenta
ante la opinión pública como un hombre recto, enérgico y agresivo con
dotes de liderazgo, y constantes matices de autoafirmación (la única
clase de vanidad que se permite). Pero por otro lado, a pesar del afán
de grandeza que pueda tener, siempre tuvo los pies en el suelo.
Fuera
del análisis grafológico, he de comentar que muchos han caído en la
tentación de comparar las firmas de Heinrich Himmler y Donald Trump,
pero además de la angulosidad, a simple vista no tienen mucho más en
común si tomamos como ejemplo el mayor sentido estético del primer sobre
el segundo.
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