Investigación, informe, o ratificación en sala. Sin duda, la figura del perito es cada vez más
importante en el mundo judicial, pues aunque algunos no lo crean, ni
jueces ni abogados como expertos en leyes no están versados en todas las
materias, es decir, tienen la capacidad de dirimir asuntos
estrictamente legales, pero en ocasiones la realidad de los hechos
sobrepasa el mundo del derecho.
Por ello, cuando la ocasión lo requiere, el dictamen del juez se
apoya en el informe del perito judicial ya que dependiendo del campo del
saber relacionado directa o indirectamente con el proceso, éste aporta
conclusiones que dependiendo del resultado, el juez ajustará a los
modelos tipificados por la justicia.
Esto nos sugiere que además de jueces, abogados, procuradores o
funcionarios de juzgado, todas ellas figuras fundamentales, el mundo
judicial se compone por profesionales, que no por ser auxiliares de los
Tribunales de Justicia dejan de tener un papel preponderante en la toma
de decisiones y elaboración de sentencias. Sin embargo, los peritos
emiten informes bajo su responsabilidad, ya que poseen la preparación, y
con el tiempo la experiencia acreditada que les hace ganar el
calificativo de “profesionales”.
Sin embargo, como se indicó anteriormente, el hecho de que
determinados campos de la pericia no sean cabeza de cartel por así
decirlo, no quiere decir que una formación deficiente sea aconsejable
para el ejercicio de una profesión en la que el perito emite informes
bajo su responsabilidad, especialmente si tenemos en cuenta las
consecuencias para el autor que no obre con equidad.
Pero nos encontramos ante un problema que excede la objetividad
citada en el apartado 2 del artículo 335 de la L.E.C, pues parece ser
que ha habido un retroceso en lo que se refiere a la designación de
peritos judiciales, ya que hace años todos los Colegios y Agrupaciones
adscritas a los Tribunales de Justicia recibían las designaciones
correspondientes a cada uno de sus miembros (debidamente acreditados,
diplomados o licenciados) en contraste de lo que pasa actualmente, lo
que no es comprensible debido al incremento de casos de pericias
judiciales en tiempos de crisis.
En definitiva, son demasiados los campos de la pericia (no me refiero
exclusivamente a la pericia caligráfica), en los que se escucha que
este problema existente tanto en ciudades como pueblos tiene como
resultado la designación de los mismos peritos.
Particularmente pienso que si hubiera transparencia en las
designaciones, el proceso gozaría de más agilidad, de modo que incluso,
habría lugar para los mejores, pues cuanto mejor sea el profesional, mas acertada será la sentencia.
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