INTERVENCIÓN EN CASOS MEDIÁTICOS

viernes, 24 de julio de 2015

EQUILIBRIO ENTRE APTITUD Y ACTITUD

¿Se sigue una práctica correcta en los procesos de selección de personal? 

Todos los días salen noticias de innovadores procesos de selección, pero no en pocas ocasiones se sobrepasa el límite. Concretamente, les hablaré de una serie de pruebas que tuvieron lugar durante tres días y cuyo fin último era encontrar un agente comercial.

La principal labor de aquellos que se encargaban del proceso, era enervar los ánimos de los candidatos mediante cursos motivacionales y el juego de la silla combinado con música alta, como  actividad estrella. Todo con el objetivo de enervar los ánimos del candidato. 

El punto álgido del proceso tuvo lugar en la última prueba: los candidatos que continuasen en concurso se pelearían por el billete de 50 € que dejaría caer un directivo al grito de “será para aquel que lo coja como parte de su primer sueldo”. 

Por otro lado, esta mañana escuché lo que calificaban como método novedoso en la selección de personal. Las llamadas entrevistas grupales de candidatos, llevadas por un directivo que de manera opcional ejerce de moderador para observar actitudes de líder, o quien es capad de hacer grupo incluyendo aquel candidato que se muestre más tímido (éste último pasaría a ser mera comparsa). 

Son métodos contrapuestos, la primera historia por descabellada que parezca es real, nos hace pensar en la fragilidad de la línea existente entre la dignidad del ser humano y la cosificación del mismo como mercancía en un mundo en el que cada vez se habla más de valores. La segunda puede dar lugar a sobreactuaciones en el esfuerzo de los candidatos por fingir lo que no se es, o por destacar sus cualidades en exceso. 

Sin duda las empresas buscan un método fiable, evitando el error en la medida de lo posible. 

Eliminar los fallos sería igual a evitar el factor humano, a partir de esta necesidad creada por dichas empresas, entramos en contacto con la grafología para combinar y equilibrar estás pruebas a las que son sometidos los candidatos, que de una forma completamente objetiva por no tener contacto directo con el solicitante, realiza un análisis imparcial de la escritura haciendo que ambos métodos sean complementarios. 

Esta práctica es habitual desde hace muchos años en empresas españolas y en otros países 

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