Repúblicas, monarquías,
federaciones o confederaciones. Son demasiadas las formas de gobierno
para ser enumeradas. Por ello, centraremos la atención en Sealand,
un principado de 550 m²
de superficie, ubicado
sobre una
plataforma defensiva construida
durante la II Guerra Mundial por la Royal Naivy a
pocas millas de la costa sureste británica.
Originariamente el
emplazamiento era conocido
con el nombre de Roughs
Tower.
Mapa
en el que se señala la ubicación del Principado
de Sealand y las aguas
territoriales
del Reino Unido
Tras
el conflicto la plataforma perdió
importancia, ya que
fue abandonada
e inundada
intencionadamente para fijar su sujeción sobre el banco de arena al
que fue remolcado, hasta
que el 2 de septiembre
de 1967
Paddy Roy Bates, excombatiente
británico y
presentador de una radio pirata desalojó
del lugar a
un grupo de
rivales
para posteriormente
proclamarse Su
Alteza Real Príncipe
Roy de Sealand.
A
pesar de su breve historia
como país,
el desembarco
de Paddy
Roy Bates,
familia y
asociados trajo consigo una
intensa historia
que nada tiene que
envidiar a naciones
ya consolidadas,
pues no podemos obviar
la sentencia de la corte
de Essex de
1968 declarando
la falta
de jurisdición
sobre hechos ocurridos
fuera de las aguas
territoriales en clara
alusión al
incidente con un buque de la Armada Británica, o
el secuestro del
heredero Michael Bates llevado
a cabo en 1978 por
un consorcio Holandés Alemán
con la
colaboración del
primer ministro Alexander G Achenbach con
el fin de instalar
estaciones
de radio y televisión.
Con la liberación del
príncipe heredero y la repatriación de los ejecutores del golpe de
estado, incluido el primer ministro (prisioneros de guerra durante
un tiempo), que estableció en Alemania "un gobierno en el
exilio", nos damos cuenta de la primacía de los intereses
económicos sobre los de la joven nación, pues no cabe duda de que
se trata de un lugar privilegiado para las telecomunicaciones. De
hecho, el príncipe Roy dejó muy claro que solo permitiría el
asentamiento de emisoras responsables.
Aspecto legal
El reconocimiento del
ámbito internacional del pricipado fundado en aguas internacionales
ha hecho correr ríos de tinta, pues se han apelado a muchas
instituciones para aportar la resolución sobre el concepto de
"estado", entre las que cabe destacar la resolución de
1968, que provocó la ampliación de las aguas territoriales del
Reino Unido y así tener jurisdicción sobre el pequeño principado
dando lugar al estatus de islas artificiales (según algunas
opiniones, este debate no guarda relación con Sealand ya que se
ubica sobre un embarcadero), o la Convención de Naciones Unidas para
el Derecho del Mar según la cual, se hace indispensable la actuación
del departamento de la Corona de su Magestad como legítimo dueño del suelo sobre el que se edifica la
plataforma.
A pesar de ello, Sealand
es un estado autoproclamado regido por una monarquía parlamentaria,
pero a pesar de tratarse de una micronación no reconocida
internacionalmente, desde 1987 cuenta con su propia constitución,
bandera, escudo e himno nacional, además de emitir sus propios
documentos: títulos nobiliarios, sellos, moneda propia y pasaportes.
Al no ser un país
reconocido por la Unión Postal Internacional, Sealand no es emisor
de de sellos propiamente válidos. Sin embargo Correos de España
permitió a empresas particulares hacer sellos conmemorativos con
motivo de la venta del principado
El
dólar de Sealand, simbólicamente con el valor del dólar
estadounidense. La falta de reconocimiento
internacional imposibilita la realización de transacciones
comerciales, por ello, su valor real se limita al
coleccionismo
Para
su elaboración fueron empleados metales preciosos.
Entre
éstas figuran: monedas de diez dólares de Sealand, un dólar
de
plata, medio dólar y un cuarto de dolar
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